El hosting es lo primero a tener en cuenta a la hora de crear una web. No podríamos construir nada relacionada con la misma sin tener un servidor en el cual almacenar y ofrecer acceso a esos datos. Por tanto, hemos de hacernos unas cuantas preguntas antes de contratar el servicio, para que se adapte lo máximo posible a nuestras necesidades y requisitos.
- ¿Cuales son los requisitos que nos impone nuestro cliente?
Debemos hablar con nuestro cliente para intentar guiarle acerca de las necesidades y funciones que vaya a tener el hosting. Por ejemplo, si quiere que la página web tenga un certificado SSL, el cual permite a nuestra pagina mostrar el prefijo https que denota que es un sitio seguro, nos interesaría un hosting que, o ellos mismos se encarguen de realizar la certificación, o que sea amigable a la hora de realizarlo por nuestra cuenta.
- ¿Tenemos alguna necesidad extra o queremos algún servicio específico?
Existen hostings que son de diferentes tamaños y velocidades. Claramente, no escogeremos el plan más potente y espacioso, y por lo general más caro, para realizar una página web sencilla sin muchas páginas y pocos datos. Pero tampoco hemos de pecar de quedarnos cortos. Como bien se narra en la entrada de Laura Soria Garcia, a veces lo barato sale caro.
Como recomendación personal, sugiero el servicio de WebEmpresa. Con su plan básico obtienes todos los medios necesarios para crear una potente web, y considero de alto valor su servicio de atención al cliente y soporte en castellano 24/7/365.
Ahora que hemos escogido cuál va a ser la empresa y el plan que vamos a contratar para nuestro hosting, hemos de pensar en algo muy importante: la transferencia del mismo. Nunca hemos de olvidar que el producto que estamos realizando es para un cliente, por lo que deberemos informarnos de la política de transferencia del servicio contratado. Algunas páginas permiten que haya un sistema multiusuario, en el cual, tras terminar el proyecto, solamente deberíamos de invitar al cliente, y dejarlo nosotros, en caso de que no tengamos que realizar un seguimiento del mismo. Puede ser que hayas encontrado el hosting perfecto para ti, pero que no tenga este tipo de servicio. Aquí es cuando has de contactar con el que va a ser el propietario del mismo, y tomar una decisión:
- ¿Lo contratamos nosotros y luego le transferimos la contraseña?
Chapucero pero efectivo. Hemos de tener en cuenta que debemos de transferir todas las cuentas que estén relacionadas con ese hosting.
- ¿Contrata él el servicio y nos proporciona las credenciales de acceso?
Similar al primero. Aunque mejor, ya que solamente se intercambia una credencial y no hay que preocuparse de las cuentas asociadas.
- ¿Mi recomendación?
Que el cliente contrate el servicio de hosting, y nosotros accedemos a una sesión virtual de la misma mediante un programa de control de acceso. Él tendrá su contraseña y nosotros la nuestra, pero ambos podremos acceder al mismo sin un compromiso de seguridad.
Ahora que ya tenemos toda la parte física de nuestra web solucionada, debemos de preocuparnos acerca de dónde “colocarla” en internet. Esto es, el dominio. El nombre que precede al punto es irrelevante, lo importante es el después. Los dominios comunes, como el .com o .org, son de pago y podríamos pensar en obtener uno gratuito, pero, ¿merece la pena ahorrar un poco, y tener un dominio como .rf.gd, el cual no transmite mucha seguridad y cuesta posicionar en los primeros resultados de búsquedas? Si contestas a todas estas preguntas y obtienes una respuesta que te satisface, ¡Felicidades, has encontrado tu hosting ideal!
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